domingo, 27 de marzo de 2011

Tipos y sistemas de almacenaje

Fuente de la imagen: mvc archivo propio
En línea con J. Escrivá, F. Clar, M. Escudero[1] y J. Lozano[2], los almacenes generalmente se consideran edificios industriales y suelen estar ubicados en distritos o zonas industriales, pero en la actualidad el concepto de almacén se ha adaptado a los nuevos circuitos comerciales consecuencia de la revolución de Internet. En este sentido, los tipos de almacenes incluyen edificios de almacenamiento propiamente dicho, a modo de instalaciones centrales de la empresa, centros de distribución, almacenes minoristas, almacenes de almacenamiento en frío y espacios flexibles. El almacén en función de la distribución, entendida la distribución como el reparto de productos entre empresas o entre empresas y consumidores, prima en esta tipología en ámbito geográfico de la actividad empresarial. Almacén central es el almacén de la empresa donde llegan y se depositan la mayoría de las mercancías que se adquieren, bien para el proceso de producción o bien para el proceso de distribución (o ambos). Generalmente, la ubicación de este tipo de almacén suele encontrarse en la cercanía de la sede central de la empresa, si bien puede darse el caso que su ubicación se localice o se haya trasladado a un lugar estratégico desde el punto de vista de la logística de distribución.

Aquellas empresas que disponen de delegaciones en regiones, comunidades, provincias, comarcas o localidades, pueden disponer de unos almacenes que les sirvan de apoyo en el tránsito de las mercancías desde el almacén central a los usuarios o consumidores. No obstante, puede darse el caso de que no exista un almacén central y sí almacenes en delegaciones. Actualmente, todo depende de la rentabilización de la logística de distribución así como de la capacidad de los proveedores, así como los acuerdos comerciales, para que asuman estos parte del almacenaje de los productos o materias primas adquiridas. Los almacenes de tránsito son instalaciones usadas de forma temporal o provisional y como apoyo a los canales de distribución cuando, generalmente, existen grandes distancias de por medio. También pueden ser activados consecuencia de planes de contingencias derivadas de situaciones especiales o extraordinarias. Este tipo de almacén puede ser propiedad de la empresa si bien la tónica es alquilar instalaciones en función de las necesidades puntuales de almacenaje de apoyo.

Los almacenes temporales, como su propio nombre lo indica, son almacenes que se activan por necesidades productivas o comerciales puntuales o específicas. Generalmente, por su carácter temporal, la propiedad del edificio o local no suele ser de la empresa, sino que esta acude al mercado inmobiliario para alquilarla en función de sus necesidades y ubicación geográfica. En función de la estructura, obviamente, el diseño arquitectónico configura otro tipo de tipología de almacén. Cubiertos, como su propio nombre indica, son instalaciones cubiertas con tejado y habilitadas de forma que el producto o la materia prima almacenada se encuentre a resguardo y protegida del exterior. La mayoría de los almacenes reúnen estas características, pudiendo convivir con otros al exterior o intemperie, dependiendo de los productos, materias primas, equipos… así como de las necesidades de espacio físico de la empresa. Los almacenes a la intemperie se utilizan para almacenar materias primas o productos cuyo tiempo de exposición al exterior no les afecte en cuanto al deterioro que puedan registrar. Habitualmente, ocupan identificados espacios aledaños a las instalaciones cerradas de la empresa, si bien, dependiendo de la mercancía, pueden ubicarse en terrenos adecuados y con las preceptivas medidas de seguimiento y control.

En función del producto, dependiendo de la materia prima o producto a almacenar, se tendrá un tipo u otro de almacén. Materiales básicos y auxiliares, fundamentalmente, materia prima y materia y productos auxiliares, no necesitando en la mayoría de los casos unas características de almacenaje especiales, salvo cuando son productos tóxicos o necesitados de un medio específico para contenerlos, por ejemplo, agua y otras soluciones líquidas. Estos almacenes se asocian a las empresas industriales, pero también pueden darse en empresas de distribución, obviamente, dependiendo de la mercancía que se almacene. Productos semiterminados, generalmente asociados a empresas de fabricación, estos almacenes resguardan los productos semiterminados del proceso productivo. Productos terminados, generalmente asociados a empresas de fabricación, estos almacenes resguardan los productos terminados del proceso productivo. Dependiendo del producto terminado, se pueden dar en habitaciones habilitadas al efecto, cisternas, silos, frigoríficos, etc.

Instalaciones para envoltorios y envases; en estos almacenes se depositan los envases, embalajes y otros envoltorios utilizados en el proceso de envasado y de embalaje de los productos terminados. Almacenes mayoristas son establecimientos de depósitos de mercancías al por mayor, utilizados por empresas que comparan grandes cantidades de productos o materias primas para luego comercializarlas a otras empresas. Almacenes minoristas son almacenes de empresas que compran productos a otras empresas o a industrias para luego comercializarlos generalmente al usuario final o consumidor del producto o de la materia prima. En cuanto a los sistemas de almacenaje, existen tantos sistemas de almacenaje como necesidades específicas de cada empresa y solución adecuada que se practique. A continuación se enumeran aquellos sistemas genéricos que se consideran más relevantes, advirtiendo que pueden aparecer por independiente o combinados unos con otros.

Sistema Tradicional. Seguro que si se imagina un almacén, probablemente se le venga a la mente la típica instalación de estanterías en lugar cerrado y, dependiendo de su capacidad o envergadura, con pasillos y distintas alturas. Efectivamente, hoy estaríamos ante el típico y tradicional almacén utilizado para albergar mercancías que no necesitan un espacio y contenedor específico. El hecho de que se considere tradicional no significa que se encuentre en desuso, todo lo contrario. Su diseño sigue estando vigente, si bien la robotización de las cadenas de almacenajes configuran una estructura distinta, acaballo entre pasado y futuro. Móviles son almacenes instalados en depósitos móviles, vehículos, generalmente usados para el transporte de mercancía, si bien no hay que olvidar a enfoques comerciales como la venta ambulante o sistemas de suministros especiales, como el caso del combustible (gas, gasoil…). Estanterías adaptadas a pallets constituyen diseños específicos de estantes de forma que la tipología de pallets encajen perfectamente, posibilitando, además, maniobrabilidad de los equipos de transporte y manipulación.

Depósitos. Determinada mercancía, sea materia prima (por ejemplo, aceituna) o producto elaborado (por ejemplo, aceite), necesita la disponibilidad de depósitos de almacenamiento fiables, duraderos y seguros, desde silos (para el grano) hasta cisternas (para líquidos), pasando por arsenales enterrados. Graneros es un caso específico de depósito donde prácticamente toda la capacidad del almacén se utiliza para la mercancía que en la mayoría de los casos suele ser materia prima proveniente de la agricultura. Estos graneros en determinadas zonas geográficas también se conocen como silos, si bien entendemos por silo como un granero con una mayor capacidad de almacenamiento. En orden, la mercancía se asigna a un cuadrante específico del almacén con un criterio reglado o regulado determinado, optimizando el manejo y la maniobra. En bloque se condicionan a las propias operaciones de carga y descarga, no generando gastos por operaciones puntuales o especiales. Dispar, en función del flujo de mercancías, se va utilizando más o menos espacio. Fuente de la imagen: archivo propio. 
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[1] Escudero Serrano, María José; Escrivá Monzó, Joan; Clar Bononad, Federico. El almacén. Operaciones de almacenaje. McGraw-Hill. 1999.
[2] Lozano Rojo, Juan Ramón. Los almacenes. Editorial Editex. 1998.