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Es, cuando menos, singular y curioso el procedimiento seguido en la formación de las “suertes” de las tierras de los moriscos expulsados del partido de Marbella[2], que se repartirían a los nuevos pobladores, y su incidencia posterior. Según el profesor Martín, el sistema de repartimiento utilizado sólo ayudaba en el corto plazo a la igualdad cualitativa (todas las suertes debían tener de todas las clases de tierra y de la misma calidad) y cuantitativa (todas las suertes debían tener la misma superficie) de las tierras del municipio, pero no al futuro económico y social del proyecto. Esta máxima igualdad municipal fue la base de crisis económicas posteriores y profundas desigualdades intermunicipales, unido a los problemas derivados del perfil profesional y familiar del nuevo factor humano, los repobladores, con una mediocre cualificación en el oficio de agricultor, su edad y el estar constituidos por una sola generación (ausencia de ancianos, capacidad laboral de los cónyuges y emancipación de los hijos).
Las cosechas interesantes en los dos primeros años de la repoblación (hablamos de 1574 y 1575) cambian de signo en el año 1576, disminuyendo en más de un 21% (ídem en ganado), generando un empobrecimiento y malestar en los nuevos agricultores. La consecuencia económica fue la sustitución del sistema productivo originario de los moriscos, con diversificación de producciones y utilización de los sistemas de regadíos, por un sistema cerealístico de secano, que hizo disminuir las producciones y la renta con el consiguiente empobrecimiento de la población de Marbella. Las causas de este retroceso productivo y no consecución del resultado esperado por la Corona, se encuentran fundamentalmente en la desidia, corruptela y abuso de las autoridades públicas locales, la escasa formación en agricultura de los nuevos propietarios, mediocridad profesional, y su pereza productiva motivada por los impuestos que tenían que liquidar.
En la mayoría de los municipios del partido de Marbella la gestión de los concejos dejó mucho que desear, desde inhibición de los abusos cometidos por los regidores y algunos vecinos de la ciudad de Marbella, hasta permitir que los repobladores convirtieran las tierras de riego en secano, con el consiguiente detrimento productivo. ¿Podríamos fantasear en que esto último fuera una de las raíces de los, parece ser, usos y costumbres relacionados con el saltarse a la torera la planificación urbanística ordenada, armoniosa, equilibrada, y degeneración en una construcción agresiva, depravada e insostenible, de la que muchos son responsables, no sólo los guijarros, unos por acción y otros por omisión? En todo caso, deberíamos aprender de la Historia. Saludos. Fuente de la imagen: portada del libro; mvc archivo propio.
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[1] Martin Ruiz, Francisco. Economía y Sociedad en el siglo XVI "Moriscos y cristianos en el partido de Marbella". T. Gráficos ARTE. 1984.
[2] Siglo XVI, años 1574 y siguientes.