Fuente de la imagen: mvc recogida en "Nacimiento
del Río Mundo" (M. Velasco, 2009) |
La Corte Constitucional declaró que la Secretaría del Agua[2] y la Administración Autónoma[3] habían vulnerado los derechos de las comunidades y del río, enfatizando que la falta de consulta ambiental y la omisión de medidas adecuadas para proteger el caudal del río eran inaceptables. La sentencia subraya que el derecho a un medio ambiente sano es fundamental y debe ser garantizado por el Estado, ordenando medidas de reparación integral a favor de las comunidades afectadas y del río, que incluían la suspensión de los proyectos de riego y la obligación del GAD Provincial de presentar un proyecto alternativo que beneficie a todas las partes involucradas y estableciendo un plazo de seis meses para cumplir con estas medidas y se exigió una disculpa formal a las comunidades por la falta de diligencia en la protección del caudal del río.
El dictamen de la Corte Constitucional del Ecuador es un reflejo del reconocimiento de los derechos de la naturaleza en la Constitución ecuatoriana, que establece que la naturaleza tiene derecho a existir y mantenerse, reafirmando la Corte que el Estado tiene la responsabilidad de garantizar estos derechos y de actuar en defensa de los ecosistemas, lo que sienta un precedente para futuros casos relacionados con la protección ambiental. La Sentencia es un paso en la lucha por los derechos de la naturaleza y la participación comunitaria en Ecuador, protegiendo el caudal del río Aquepi y reforzando la importancia de la consulta ambiental y la responsabilidad del Estado en la gestión de los recursos naturales[4]. Fuente de la información: Rollo de la Sentencia nº 1185-20-JP/21 de la Corte Constitucional del país de Ecuador. Fuente de la imagen: mvc archivo propio.
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[1] Sentencia No. 1185-20-JP/21 (El río Aquepi). Juez ponente: Ramiro Ávila Santamaría. Quito, D.M., 15 de diciembre de 2021.
[2] En su momento el Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica.
[3] Gobierno Autónomo Descentralizado Provincial de Santo Domingo de los Tsáchilas.
[4] A medida que el mundo enfrenta desafíos ambientales crecientes, esta sentencia ofrece un modelo de cómo las comunidades y el sistema judicial pueden trabajar juntos para proteger el medio ambiente y garantizar un futuro sostenible.