miércoles, 3 de abril de 2013

La Justicia Ambiental

Fuente de la imagen: mvc archivo propio
La locución "Ius est ars boni et aequi[1], es una de las definiciones más antiguas y profundas del Derecho, máxima que ha trascendido los siglos y sigue siendo objeto de estudio y reflexión en la actualidad. En la mayoría de los foros universitarios (M. Velasco, 2013)[2], se estudia que el Derecho no es un fin en sí mismo, sino un medio para alcanzar la justicia, teniendo las personas que se dedican a estas cuestiones la responsabilidad de interpretar y aplicar las leyes de manera que se promueva lo bueno y lo justo en cada caso concreto. Por otra parte, el Derecho no es estático, sino que evoluciona con la sociedad, por lo que se considera "bueno" y "justo" puede variar a lo largo del tiempo y en diferentes culturas. En ese sentido, la aplicación del Derecho requiere una constante interpretación de las normas jurídicas, siendo capaz la experticia de adaptar las leyes a los cambios sociales y a las nuevas realidades. 

Por lo anterior, la expresión "El Derecho es el arte de lo bueno y de lo justo" es una propuesta sobre la naturaleza del Derecho y su rol en la sociedad y una máxima que defiende la idea de que el Derecho no es una ciencia exacta, sino una disciplina que requiere un constante equilibrio entre la rigidez de las normas y la flexibilidad necesaria para alcanzar la justicia en cada caso concreto. Esta premisa sigue siendo relevante en el ámbito del Derecho Ambiental (DA), como expresión de la justicia ambiental, rama del Derecho que explora la regulación de la interacción entre el ser humano y el medio ambiente, con la finalidad de garantizar la protección y conservación del entorno natural, posibilitando un desarrollo sostenible que cubra las necesidades presentes sin comprometer las de las futuras generaciones y erigiéndose como paradigma de cómo el Derecho puede ser instrumento para alcanzar lo bueno y lo justo. 

Y es que la búsqueda de lo "bueno" en el DA se manifiesta en la protección de los ecosistemas, la preservación de la biodiversidad, la lucha contra la contaminación y la promoción de energías renovables, tratando de garantizar un entorno proactivo, sano y apto para los seres. Lo "justo" en DA se convierte en la diligencia objetiva de las normas ambientales, la participación ciudadana en la toma de decisiones ambientales y la reparación de los daños causados al ambiente, reconociendo que la aplicación de los principios de justicia y equidad se enfrenta a la complejidad de los problemas ambientales, la diversidad de intereses en juego y la globalización. Pero también brinda oportunidades, derivadas de la creciente conciencia ambiental, el desarrollo de nuevas tecnologías y la cooperación internacional, como elementos que promueven la evolución del DA hacia modelos de convivencia más justos y equitativos.
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[1] Atribuida al jurisconsulto romano Ulpiano y recogida en el Digesto.
[2] Velasco-Carretero, Manuel (2013). Ius est ars boni et aequi. Sitio iurepost. Visitado el 03/04/2013.