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Conforme la medicina fue avanzando, la barbería fue centrándose en su actividad originaria y poco a poco el concepto fue perdiendo fuerza en beneficio de la peluquería para hombre, mujer o unisex. En paralelo al avance tecnológico, los instrumentales manuales de corte de pelo (todo un despliegue de tijeras y elementos auxiliares), fueron sustituidos por un amplio abanico de herramientas y equipos electrónicos, desde maquinillas para cortar el pelo a equipos para secado.
En la actualidad, si bien siguen subsistiendo en barrios las tradicionales peluquerías de hombre o de mujer, se va instaurando el concepto de negocio “unisex” como emprendimiento, aprovechando la formación profesional y la experiencia práctica de la persona emprendedora. En estos nuevos modelos de negocio, al abrigo de los nuevos descubrimientos estéticos y medicinales, se procura el cuidado de la piel y el cuero cabelludo, al tiempo que se aboga por un uso sostenible de equipos y materiales, en armonía con el medioambiente.
El medioambiente, la sostenibilidad o la tecnología influyen en un negocio de peluquería que pretenda ser innovador. Para H. Márquez[3], los servicios estéticos siempre se han percibido como una oportunidad de negocio rentable en lo que a la economía se refiere. No obstante, este sector no ha escapado de los efectos de la globalización, de los derechos de los trabajadores y de los consumidores o la apuesta por un mundo más sostenible, transformándose en un espacio generador de calidad en el servicio y donde se promueven la práctica de habilidades para gestión de personas, tanto en el clima organizacional como en el desempeño del oficio. Fuente de la imagen: mvc archivo propio.
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[1] Sherrow, Victoria. Encyclopedia of hair: a cultural history. Greenwood Publishing Group. 2006.
[2] Pickover, Clifford. El libro de la medicina. Ed. Librero. 2019.
[3] Márquez, Harrison. Styling: The Evolution of an office. Ed. UCV. 2018.